Dudas

Voy caminando y vaya que estoy cansado. Parece que será largo el camino y este nunca terminará. Después de todo quizás hasta sea mi culpa que este sea así.

Noto que ni siquiera cuento con posesiones importantes, ni tengo mis ideas bien claras. No sé qué es lo que quiero ahora, al igual que no sé si quiero que esto se prolongue o culmine ya. He perdido la capacidad para hablar conmigo mismo, he perdido el toque, "me han trastocado". Y así, ya casi llego al final del camino, viraré en una esquina y de allí tomaré unas escaleras, que me llevarán a la desesperación.

Sufro hambruna, tengo penas, no sé el resto, no me importa. Yo tampoco me importo y quizás por eso mismo estoy enloqueciendo y para variar, eso tampoco me importa. Después de todo, creo que ya hay alguien más que se toma la molestia de preocuparse por mí y me vigila. Ojala así fuera, ¿ojala así es? Quizás simplemente, esto nunca pasó.

Son tan solo dos ojos infinitos que nunca me dejan de observar, sea cual sea el camino que tome. Pero, ¿es eso bueno? y acaso ¿es de igual importancia si aquello fuera malo? No hay claridad, no hay trascendencia, no sé qué es la paciencia, mucho menos la paz. No siento, no veo, me carcomen los huesos, se desgarra mi carne, se desvelan mentiras verdaderas. No hay nada allí.

No hay simplicidad, pero no hay nada más fácil. Nada es el todo y el todo es la nada. Pero acaso ¿fácil es todo? ¿Por qué no lo hacemos entonces?

- Mira, allí esta la salida, ¿ya notas la luz? – Sí, allá voy. – No. No sigas la luz, al menos aún no. Ya después habrá tiempo para eso. Por ahora, primero resuelve tus propias incongruencias. – Sí, pero ¿cómo? Ayúdame ¡por favor! – Solo tendrás que desinventar la realidad. Después de eso… todo simple será. Ahora tan solo, échate a volar.

Madrid
(16/03/06)