21 enero 2013

El Paraíso

A la Chata

No hacía ni frío ni calor, la temperatura era perfecta. Estaba todo tan cómodo, tan suave, tan rico. Sin darme cuenta, abrí los ojos en un breve suspiro, cuando me sorprendió con un beso húmedo y lo confirmé: tras tanto tiempo en el purgatorio de la vida, había llegado una vez más… al Paraíso.

Mucho tiempo pasó desde la última vez que anduve por esos lares. Era un sitio decente, y a pesar del precio pagado, podrías disfrutar de muchas comodidades por al menos cinco horas. El colchón no era de plumas, pero era buenísimo. La tele no era plana, pero no importaba; uno no iba allí a ver televisión.



El Paraíso quedaba a dos cuadras del instituto, sin embargo, todas las veces que fui nunca me topé con nadie. Todos decían que tenía una alianza estratégica y hasta daba tarifas corporativas para los del instituto. No eran más que bromas y mitos, ante la gran acogida que tenía entre los estudiantes, pero ya hubiese querido yo tener una Premium Card.

Cruzando el parque vivía el tío Perico, pero en cada una de esas desventuras quijotescas, jamás lo vi, ni si quiera por casualidad. Ojala él tampoco me haya visto, aunque seguro si lo hizo, se lo contó a mi viejo y se cagaron de la risa.

Me consideraba afortunado ya que en todo este tiempo siempre pasé desapercibido, alejado de las miradas que podrían llevar a convertirme en víctima del chisme o indiscreción. Lo suyo era de uno, y de con quién compartía el Paraíso, de nadie más.

Inexorablemente y por cosas del destino, mi fortuna se vio desparramada cuando antes de dejar la habitación vi un mensaje de texto que hace algunas horas había recibido:

-Cholo, estoy en la 203, te vi entrando a la 202. Bien ahí aaaaaaah.



Virú
(14/01/2013)

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy Bueno, lo he disfrutado mucho al leerlo.

TS dijo...

awkward moment

Y bailarás sobre mi tumba

Fui concebido entre libros y cadáveres y un etetoscopio fue mi primer walkman.

Siendo el único No Médico
no tuve más
reparo que
dedicarme a escribir...