Dialogo ensimismado

- Amor, te extraño.
- Yo también, aunque parezca rutina decirlo.
- No rutina. La rutina aburre, mi amor. NO.
- Lo sé, la rutina es lo peor y la luna es una cosa vacía si la tienes en el rostro.
- Pero si está lejos se vuelve más importante solo porque quieres tenerla junto y en la cara.
- Ecole, sin embargo contigo no sucede lo mismo que con la luna.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque cuando te tengo lejos desearía que estés aquí, y cuando estás aquí, llenas todo vacío que dejaría la luna si estuviese aquí.
- Y solo por ser luna, y solo por ser yo, talvez lo mejor, talvez nada, talvez.
- Talvez por todo.
- Por todo lo que está a mi alcance, en mis manos, en mi corazón, por lo que hago, por alguien que adoro y estoy feliz de tenerlo a cientos de kilómetros, da igual.
- Da igual.
- Despectivo talvez, igual las cosas solo se igualan en la inmensidad del universo. Te adoro.
- Te haría un altar si fuera carpintero, te donaría mi sangre si fueras vampiro, pero como soy solo yo, te diré cosas absurdas que espero interpretes con cariño.
- Mi corazón está abierto y mi mente lo iguala en capacidad. Cariño es lo que sobra y letras también. Solo escribo, me nace pensar.
- Lo sé. Mis pensamientos se desdibujan y dibujan, como cadenas de ADN, que van formándose cual nueva mutación genética, al recordarte.
- Pues recuérdame, solo tú me mantendrás así. Y seguirá el amor como si estuviera ahí.
- Mi hipotálamo se enciende en llamas al pensar que esta conversación quizás nunca existió, y un anciano mendigo la escribe con bilis sobre una piedra. Y nacen familias, se destruyen pueblos, caen lunas, pero Tú perduras.
- Quizás así el mundo se enterará que solo tú y yo podemos entendernos, es cierto. Te quiero.

Por Juanca & Em 
(Escrito en algún momento entre el espacio y tiempo del 2008)

Creditos de Imagen:

Taller de teatro de sombras en http://caretadepalo.blogspot.com/