"Una sonrisa lo fue todo". Pero las miradas lo fueron aún más.
Son sus ojos, que hablan sin hablar. Penetran y desnudan mi alma, incrementando el hechizo, con cada pestañear.
Háblame solo con tus ojos y estoy seguro que entenderé el resto. Háblame con esos ojos y desvela sus secretos; pues en lo profundo de tu aura se esconde un dulce canto antiguo, una promesa y mil anhelos.
Sé que adoras cerrarlos e imaginar la noche callada. Sé que adoras sepultar la pobre luz de madrugada. Sé que adoras besarme y sempiternizar cada dingolondango con las ventanas cubiertas, a puertas cerradas y con el candado puesto, para no permitir que nuestros espíritus se mezclen con el viento.
Pero ábrelos. Ábrelos y dejame entrar en tu mirada, fusilar mis añoranzas, renovar el ser que vivo. Ábrelos y deja caerme en la nada, abrigarme junto a tus mejillas sonrojadas y cantar una alabanza.
Deja la vida volar, deja el alma partir. Deja que esta sea una con el aire, el aire que respiras y se marcha con el viento; junto a cada hoja marchita que ves alejarse de a pocos, llevando consigo cada una de mis noches, cada uno de mis sueños.
Pero sé que volverán, y las verás pasar muy lento. Pues esos faros luminosos saben bien que cada hoja solo le pertenece al viento.
Lima
(14/02/2013)
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